Desde que somos niñas nos enseñan que El príncipe azul es un ser maravilloso, que nos va a hacer sentir hermosas, queridas, cuidadas y valiosas. De cierta forma El príncipe azul está al final de camino: Cenicienta termina cuando se casan, Blanca Nieves cuando él la despierta, La Sirenita cuando se casan. El Príncipe azul es el final del camino de la mujer. Es todo lo que quiere alcanzar. Hasta que lo hace.
Caso 2: Gustavo
Cuando teníamos catorce años a unas cuantas amigas mías se les dio por fijarse en los más grandes. A esa altura, no sé porqué, los que tenían dieciocho eran viejos para mí. No podía con la diferencia de edad, pero mis amigas no pensaban igual. Así es como Luli conoció a Gustavo: porque él era amigo del novio de Tam.
Le encantaba que le dijera que era mucho más madura que el resto de nostras, que se notaba que era más inteligente y que no entendía cómo podía ser que una chica como ella fuera amiga de nosotras. A esa altura cada vez que nos nombraban a Gustavo una diferente lanzaba la lengua al diablo.
Luli cayó encantada con todas las mentiras, porque no había forma de pensar que ella era más madura que nadie, incluso nos costó entender cómo era que no se daba cuenta. Pero no se dio cuenta. Ahí hay una prueba de su madurez.
Dedicaba sus fines de semana a dar vueltas por el centro con él y esquivarnos a nostras. Como es una de las más chicas de la barra, nosotras éramos testigos de las buenas noches que él le decía cuando la llevaba a la casa y de la otra que tenía en el baile.
Una de las amigas fue y le dijo lo que estaba pasando. Se quedó sin amiga. Después se arriesgó otra. Pasó lo mismo. Seguimos tratando, fracasando una y otra vez hasta que llegó el colmo.
La noche del colmo: ella fue al baile con él, como ya era costumbre para aquel momento. Le dio un beso, la dejó bailando con nostras. Y se fue con la otra. Ella se enojó con nosotras.
Mucha suerte, que seas feliz. Nos dimos por vencidas. Ya sabíamos que en algún momento iba a llegar con el rabo entre las patas y entendiendo que no la queríamos ver sufrir.
Emma.
7 comments:
Faltan dos más. Sé que experiencias hay miles, tampoco quiero parecer negativa sobre el tema. Por favor, tengan pasiencia!!
Emmita.
¿Principes azules y princesas de cabellos dorados? eso no existe, la pefección no existe, y es en la imperfección donde esta el sabor y asi se debe aceptar al otro, sin idealizar...
bueno, eso es evidente, xD, te invito a mi blog:
http://silenciosevidentes.blogspot.com
cuidate!
Para cada roto un descocido niña, creo fervientemente que por lo general en cuestiones del amor tenemos lo que merecemos por ende quien merezca un principe azul debera ser digna de el y viceversa.
Besos!!
chav chav
y para encontrar a la princesa rosa como se hace??
Como nos hacen sufrir las amigas cuando no quieren abrir los ojos u ver lo que les esta pasando!!!
ay las princesas rosas... las mujeres podemos ser peores que los hombres. Ta se viene algo sobre eso.
Las amigas son para ayudar, pero hay gente que no quiere ser ayudada.
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