Thursday, November 23, 2006

La edad del pavo

La mayoría de las personas que no ha cumplido los 15 años lo esperan como si fuera la edad más importante. No sé si es porque se va a tener más libertad, por la fiesta o porque se empieza a ir a los bailes. Cuando yo estaba por cumplirlos también me lo pregunté y nunca me lo pude responder.

En realidad, creo que los 15 son como una extensión de los 14 (los primeros meses) y los últimos, un anticipo de los 16. Se empieza a salir, todo es nuevo. Las mujeres van al baño en barra (otra de las cosas que nunca me pude explicar, tal vez teníamos miedo de perdernos en el camino o nos daba cosita andar solas por ahí).

A los 16 ya se está más habituado a salir, se conoce el lugar. Tal vez convenga recordar que soy del interior. Cuando yo empecé a salir el único lugar que había en mi ciudad se llamaba Prisma y todo el mundo iba allí los domingos de madrugada (sábados de noche). A los 16 ya podía ir al baño sola, aunque seguía yendo a la barra con mis amigos. Hacíamos todo juntos: salía con unos, me volvía con ellos; uoa quería ir a bailar, íbamos todos; una quería tomar coca cola, todas tomábamos coca.

Después de los 17 vienen los 18. La mayoría de edad, el auto y los amaneceres en el puerto con las botellas vacías. Mezclando martini con cuanta cosa encontráramos y usando a cierta gente como si fueran pañuelos descartables. Me corrompí a los 18 años.

Pero los 17 son otra cosa. No son extensión de nada ni provisorio de nada. Es la edad ideal para salir y hacer lo que se quiere. Cuando se comienza a no pensar en lo que piensan los demás y hacer lo que se quiere de verdad. Cuando se toma lo que cada uno quiere y no “porque mamá dice…”. La edad del pavo se disfruta a los 17.

Un ratito después de ser buenas hijas de nuestras madres. Y un ratito antes de ser lo que no queremos ser en el futuro, pero lo que importa es el presente.


Emma. Hermana y prima mayor orgullosa.





Felices 17 años Berti y Flopy

Tuesday, November 21, 2006

Existencialismos de sábado por la madrugada

Todos dicen que es perfecto. No es perfecto, le falto yo para que lo sea
Ío
Hay veces que la gente no logra ver que esas personas que hacen todo bien, que sacan las mejores notas y siempre tienen la frase correcta, en realidad están incompletas.

Ya se van a dar cuenta de que somos unas muñecas
Emma.

Tuesday, November 14, 2006

Un grano de arena en el desierto.

Blade Runner
1982, Ridley Scott.
Harrison Ford, Sean Young,
Daryl Hannah, Rutger Hauer, etc.
Drama, Ciencia Ficción.

“Todos los recuerdos se perderán en el tiempo, como las lágrimas en la lluvia”
Roy (Rutger Hauer)

Buscaba al creador porque quería más tiempo de vida. No para él mismo, sino para ella. Era una máquina de carne, huesos y sangre, capaz de llorar, amar, desear, sufrir.

Vivían apaciblemente en esa sociedad pestilente, soportando lluvias ácidas, noche constante y la mugre típica de las grandes ciudades multiplicada por mucho. Se revelaban cuando descubrían lo que eran: un experimento científico, un juguete.

En su cara, el creador le dijo que no podía darle más vida: había sido construido para nacer y morir, y lo haría en el momento indicado.

Eso somos: máquinas con alma. Nos crearon para sentir y morir. No sabemos cuando se nos va a acabar el tiempo, pero si lo supiéramos, ¿No pediríamos más?

Solo somos un grano más de arena en el desierto. Un grano que se reproduce. ¿Qué importa si uno muere? Otro va a nacer. Para el mundo en general, no somos nada. Nuestra presencia aquí es finita. (Haciendo referencia a otra película, Tetis se lo dice a Aquiles en Troya antes de que él decida ir a la guerra o no: Si no va a la guerra, Aquiles vivirá muchos años, tendrá esposa, y descendencia. Lo recordarán sus hijos, sus nietos, pero luego su nombre quedará olvidado. Si va a esa guerra, va a morir, pero la gloria de su nombre será eterna).

“Ahora sabes lo que es vivir con miedo”, dijo Roy. Miedo porque sabe que va a morir. Todos sabemos que eso va a pasar, no es necesario que nos tiren las cartas o nos lean las manos para saber que más tarde o más temprano la muerte nos va a llevar. Lo que no sabemos es cuando. Y eso, en lugar de ser aterrador, es lo que nos permite relajarnos, no pensar constantemente en eso. De otra forma, aunque respirando, estaríamos muertos, porque no viviríamos la vida. Pero cuando sentimos peligro, ¿No sentimos miedo?

Blade Runner nos muestra la mayor batalla que el hombre tiene que pelear y no puede ganar: la muerte. Y cuando ella llegue, ni siquiera el creador nos podrá salvar.


“¿Qué dios después de Dios la trama empieza?”
Ajedrez II. J. L. Borges.

Sunday, November 12, 2006

Hola, lindo

Todo lo bueno se acaba. Y cuando se acaba, duele. Pero el dolor es lo que nos indica que eso valió la pena.
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Si pudiera expresar en palabras como te extraño, no sería vacío lo que sentiría. Pero si no sintiera este vacío, entonces, tal vez, no te estaría extrañando. Y me gusta extrañarte, porque es la prueba de que te quise, te quiero y te voy a querer siempre.
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Porque ahora me siento más cercana a vos. Vivimos lo mismo: nos fuimos y volvimos. Los demás no nos comprenden: no saben porqué somos inadaptados, porqué lloramos. No entienden que tenemos dos vidas.

Pero entre nosotros sabemos lo que nos pasa, porque lo que te pasa a vos me pasa a mí. Yo sufro por lo que vos sufrís.

Si no estuviéramos sufriendo, eso no habría pasado. Y, en ese caso, los dos sabemos que el sufrimiento vale la pena.

Emma (la hermana mayor: la única y está en Uruguay)

Secretos en el fondo del mar


Hay recuerdos que no voy a borrar,
personas que no voy a olvidar
Fito Páez



Ani sabía que se iba a un lugar extraño. No conocía la gente, ni las costumbres y apenas si se daba a entender con su acento marcadamente extranjero. Sabía que no iba a ser fácil vivir sin su familia, sin sus amigos, sin todo lo que ella conocía y había estado en su vida desde que había nacido.

Pero lo hizo. Sobrevivió. Conoció gente de todas partes del mundo. Se adaptó, se reveló contra sus propios ideales.

El tiempo pasó. El momento de volver a casa llegó.

Tanta gente le habló sobre lo difícil que iba a ser todo cuando volviera a Uruguay. “Que estupidez” había pensado ella. O sea, había ido a un lugar completamente diferente y se había adaptado perfectamente, no era lógico que se sintiera mal cuando volviera a casa.

Que equivocada estaba. Inconscientemente pensaba que la vida en Uruguay se había detenido. Todo era diferente. Ani había perdido la nacionalidad. No era ni de acá ni de allá. Se sentía lejos de todo y de todos. Sola, sin nada que hacer. Sentía como sus amigos se esforzaban por reconfortarla. Pero no funcionaba.

Un mes después otro integrante llegó a la familia. Ella se había ido de intercambio, ahora llegaba uno a su casa. ¡Que año! Como se hizo querer ese otro hermano. Si bien ella reconocía que en un principio no quería que él llegara, cuando se estaba por ir, no quería que se fuera.

Ani le advirtió que tuviera presente: el regreso era lo más difícil. “Que estupidez” respondió él.

Emma

Thursday, November 09, 2006

La función de los libros


Odio los libros, no los quiero ver nunca más”. Así me recibió mi hermano cuando entré a casa. Ni un hola, ni mucho menos me preguntó como me había ido en toda la semana que no me había visto.
Me miró y con ojos rabiosos, tirando apuntes para todos lados, dijo “libros de mierda, no sirven para nada”.
Yo, amante de ellos, comencé su defensa (y por un pelo casi estudio Derecho): “Para muchas cosas sirven…”. Pero en el momento en que más necesitas a las palabras, justo a ellas se les ocurre irse de vacaciones y desaparecen de la faz de la cabeza.
1) Para alcanzar algo. Doble sentido palpable. Mi hermano se sentó en el sillón con las piernas abiertas y apoyó sus codos, cada uno en una rodilla. Me miró poco convencido y antes que empezara a decirme de todo, mi boca largó el segundo sentido: “A vos eso no te sirve, porque sos alto. Pero pensa en Sabrina (la ex novia) que es petisa, cuando quiere agarrar algo que está alto…”. Peor error: nombrar a la yegua de la ex.
2) Quedan lindos en las bibliotecas. Suerte que no estudié derecho, porque este fue el argumento más pobre que di en la vida. Aunque es cierto que mi hermano se pasa mirando al espejo y arreglándose las patillas, no servía.
3) De florero. Después de hablar me maldije internamente. Estaba perdiendo la discusión por no tener en cuenta a quien me estaba dirigiendo. Me puse nerviosa, yo no podía perder esa discusión, todo mi orgullo (que es mucho) estaba en juego. Comencé a sudar, mi cabeza daba vueltas, mis ojos desenfocaron (a no, eso fue porque me saqué los lentes). ¡No podía perder!
Tres puteadas y me dio vuelta la cara. Se estaba yendo, ¡lo tenía que retener!
4) Como somnífero. ¡Victoria! (Otra de las ex… pero en este caso lo dije porque había logrado que él se sentara de nuevo). Me miró y me tiró el libro de historia de quinto. “Ayúdame a dormir, entonces”, me dijo. Como hermana mayor orgullosa que soy, me acomodé en el sillón y lo ayudé a estudiar.

Emma.








Nota: La foto es del cumpleaños nº 17 de él: mi hermanito.
El muñeco es mi otro hermano: era un estudiante de intercambio que estaba en casa. Volvió a Holanda unas semanas antes del cumpleaños. Mi hermano (y todos, en realidad) quiso que Viktor estuviera presente, entonces con otra amiga se pasaron tres días haciendo este muñeco. Le pusieron una foto de Vik de cara y lo vistieron con ropa que dejó. Claro que no pudieron reprensetarlo en toda su grandeza... (Viktor mide 2. 05 mts).

Monday, November 06, 2006

Los reyes de la calle


Espero para cruzar en la esquina. Cambia la luz: verde. Miro mis pies (no sé porqué, siempre lo hago), me preparo para cruzar. Opa, no puedo: un ómnibus se tira sin pedir permiso por adelante mío. Después de él es mi turno.
Es la ley de la calle: El más fuerte manda sobre el más pequeño.




Sunday, November 05, 2006

Historia repetida II

Situación III:
Auto. Chica I. Chico 1. Amiga de Chica 1. Novio ermitaño de Amiga de Chica 1. Compañera de Chica 1.
Silencio.
CHICA 1: ¿A dónde vamos?
Silencio.
CHICO 1: A un púb. Tomamos algo y conversamos tranquilos.
Silencio.

Silencio.
CHICA 1: Che, hablen.
Risas.
Silencio.

SITUACIÓN IV:
Madre 1. Madre 2.
Casa de Madre 2. Tres de la mañana. Todos durermen. Ellas dos terminan el cuarto café de la noche.
MADRE 1: (Mira el reloj) ¡Las 3! Me tengo que ir.
MADRE 2: ¡Qué tarde se nos hizo!
(Se despiden)
MADRE 2: ¿Viste lo que le pasó al sobrino del hijo de la empleada de Pocha, la que vive acá a la vuelta?
MADRE 1: (Se sienta) No, ¿Qué le pasó?
MADRE 2: (Empieza el cuento)

Historia repetida


Situación I:
Amiga 1: Porque vos dijiste tal cosa de mí…
Amiga 2: No, a mi la otra me dijo que vos dijiste eso de mí.
Amiga 1: A mí, ella me dijo que vos dijiste eso. No me va a mentir.
Amiga 2: A mí tampoco me va a mentir.
Amiga 1: ¿Dijiste eso de mí o no?
Amiga 2: No. ¿Vos?
Amiga 1: Tampoco.
Amiga 2: Entonces nos mintió.


(Para Macu y Titi)

Situación II:
“Fue lo peor que hice en la vida. No lo voy a hacer nunca más.”
“¿Qué dijiste aquella vez que te fuiste del baile con ese rubio de rulitos?”
“Dije que había sido lo peor de la vida. Pero esto es mucho peor”

Dos semanas más tarde:
“¡Qué mal! ¿Cómo pude hacer algo así? ¡Nunca más lo voy a hacer! Me tenés que ayudar a no hacerlo más…”
“Yo te ayudo. La próxima vez te pego una cachetada”
“¡Gracias!”

Dos semanas más tarde:
(Le pega la cachetada)
“¿Por qué hiciste eso?”
“Me dijiste que te ayudara. Te dije que la próxima vez te iba a dar una cachetada y me diste las gracias”
“¡Eso fue lo peor que hice en la vida!”

Una imagen vale más que mil palabras

Thursday, November 02, 2006

Diosa romana




Juno, la nueva yegua.
Fue a conocerla. Después de que todos los miembros de su familia tenían un caballo, la única que faltaba era ella; era lo que siempre sucedía, todo gracias a que era la menor. Pero al fin, un día después de su cumpleaños, había nacido su yegua. Y le puso Juno, como una de las diosas romanas: de las mujeres, del Estado, reina del Olimpo (lugar donde habitaban los dioses griegos). ¿Qué más honores podía rendirle a su yegua?
Emma.