Para festejar que la primera de la barra empezaba con los exámenes del verano le tomé prestado un tabaco a mi padre y les hice creer a mis amigas que era de chocolate. Se dieron cuenta de mi mentirita blanca cuando Io se puso verde. También, la playa fue nuestra aliada.
Salíamos todas las noches como si fuera viernes, hasta que decidimos romper nuestros principios e ir al baile. Ita iba con la tía de una amiga que tiene un reparto de semillas en un camión amarillo. Nos aseguraron que el transporte (el camión amarillo) iba a estar limpio para la noche. Lo que no preguntamos fue dónde nos íbamos a sentar: en sillas de playa. Sin sostén y con un montón de pozos. Llegamos allá, nos aburrimos (no sé qué tenemos contra la multitud), vi a ese señor y volvimos en el camión amarillo de semillas. Dos días después y seguía sacando tierra de mis narinas.
La razón por la que Pata camina: llevé a Pata en su moto (ex ciau) a la bajada en la playa (que para ese momento ya era un santuario), esquivando pozos y riéndome de ella que iba con la cola en la parrilla y las piernas en el aire, haciendo equilibrio. A la vuelta Tefa manejaba la ex ciau de Pata y yo iba haciendo equilibrio con la cola hecha pedazos por la parrilla (y el exceso de pozos que nos comimos). Antes de llegar al destino (la rambla) nos pasaron un dato: pinchamos la rueda de atrás (por esa razón nos salía perfecta la imitación de la oveja).
Tefa cumple en febrero. La mamá le hizo un montón de comida que ella guardó aplastada en una bolsa y se la llevó al náutico. Alfajores de maicena con cerveza. El martini con pomelo (caliente), el hielo que se derritió y le mojó el pantalón a Pata. Y también fuimos a la fiesta anual donde me enteré que debo de ser la única persona que vive en una ciudad chica y no conoce a los vecinos.
“¿Por qué sacas tantas fotos?”, me preguntó Tefa mientras posaba.
“Porque en invierno las miro y me recuerdo que tengo vida”, le respondí.
Este año la que lleva la cámara es ella.
Estudiantes universitarias viviendo el verano, porque cuando empiezan las clases se acaba la vida.
Campamento 2007.