“Confiá en tu historia”, me dijo el profesor. Sonreí ante la ironía y volví la vista a la computadora. Confiar en la historia es lo mínimo. Tal vez, si hubiera confiado en otras cosas las desilusiones ahora serían menores.
Pero no puedo, porque algo huele mal. Las palabras, los gestos y el llanto no me salen y no es porque sea un témpano de hielo. Contar mis secretos, abrir mi mente a otras personas, hacerlos partícipes del yo. No puedo. Y todas mis historias me resultan huecas, porque no me saco, no me muestro. ¿Soy una mentira?
¿Existen los amores imposibles?, me preguntan. A la respuesta no la dudo: Sí. ¿Por ejemplo? No lo sé. “Confiá en tu historia”, me dice. No puedo. No la siento, no es mía. Es hueca, parece escrita por una estúpida y me da vergüenza que ese texto tenga mi nombre. ¿Cómo le digo? No le digo, miro a la pantalla y sonrío.
Que diga lo que quiera, cuando quiera, en frente de quien quiera. Una de esas profesoras que no se borran más, las que marcan por las lecciones de vida, me retó frente a toda la clase. Ella también me pidió que confiara. ¿En qué? En mí. “Todo es tuyo, sin fisuras. Las estrellas son posibles”, me escribió.
Vuelvo a mirar mi historia. “Y, por último, el amor. De cualquier clase, a quien quieras. Correspondido o no, traicionado, amorfo, desequilibrado, rompepelotas, ruin, dramático. Es la única manera de salir de la mierda”. En eso sí confío: en el amor, en el imposible que no puedo ejemplificar, en las heridas abiertas que no van a cicatrizar, en la falta de respeto, en lo poco que pude hacer. Confío en que siempre puedo un poco más. ¿Y la próxima vez? Lo haré mejor. ¿Y si caigo? Entonces sabré como levantarme.
Pero aún desconfío, de otra forma no pensaría en la caída.
Emma.
Pero no puedo, porque algo huele mal. Las palabras, los gestos y el llanto no me salen y no es porque sea un témpano de hielo. Contar mis secretos, abrir mi mente a otras personas, hacerlos partícipes del yo. No puedo. Y todas mis historias me resultan huecas, porque no me saco, no me muestro. ¿Soy una mentira?
¿Existen los amores imposibles?, me preguntan. A la respuesta no la dudo: Sí. ¿Por ejemplo? No lo sé. “Confiá en tu historia”, me dice. No puedo. No la siento, no es mía. Es hueca, parece escrita por una estúpida y me da vergüenza que ese texto tenga mi nombre. ¿Cómo le digo? No le digo, miro a la pantalla y sonrío.
Que diga lo que quiera, cuando quiera, en frente de quien quiera. Una de esas profesoras que no se borran más, las que marcan por las lecciones de vida, me retó frente a toda la clase. Ella también me pidió que confiara. ¿En qué? En mí. “Todo es tuyo, sin fisuras. Las estrellas son posibles”, me escribió.
Vuelvo a mirar mi historia. “Y, por último, el amor. De cualquier clase, a quien quieras. Correspondido o no, traicionado, amorfo, desequilibrado, rompepelotas, ruin, dramático. Es la única manera de salir de la mierda”. En eso sí confío: en el amor, en el imposible que no puedo ejemplificar, en las heridas abiertas que no van a cicatrizar, en la falta de respeto, en lo poco que pude hacer. Confío en que siempre puedo un poco más. ¿Y la próxima vez? Lo haré mejor. ¿Y si caigo? Entonces sabré como levantarme.
Pero aún desconfío, de otra forma no pensaría en la caída.
Emma.
5 comments:
fijate que contradictorio que desconfias pero lo plasmas en el blog... a vces cuesta expresarse estamos presos de nuestras cosas hasta que quen libre beso!
Gracias Amaya. Todavía tengo aquellas indicaciones que me escribiste en CEI. Aún hoy son mi fuente de apoyo.
Qué bueno este post...
A mí me pasa siempre, una vez qe publiqué algo: ¿estuvo bien, es realmente mío, o es cosa de un día, es lo que quise decir...?
Como que no confío en mi misma a la hora de escribir...
Y sin embargo, una vez escrito, la historia en sí misma me devuelve la confianza, porque es algo que salió de mí...
Saludos, te devuelvo la visita y te sigo leyendo...
Grande Emma, que sabes aprovechar cada idea y sentimiento que fluye en tí, y que no dudas en plasmarlos apenas rompes la cáscara.
Dedicado especialmente a ese profesor que me hizo odiarlo en el preciso día en que escirbí el post. Aunque es imposible que odie la materia o tendría un GRAN problema con mi futuro. Ahora lo llevo mejor, trato de ser responsable y bancarme cada vez que dice que mis ideas son una mierda... algunas de verdad lo son.
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