Monday, February 25, 2008

Viva Mexico


Lilly me decía entre risas: “Pancho Villa le robaba las vacas a mi abuela

De mi misma altura y llena de curvas. A nadie le cabía duda de que era latina, sus labios como marca registrada y el acento mexicano para rematar. Enseguida sentimos una conexión especial. Tal vez por ser latinas, tal vez porque éramos las únicas dos mujeres extranjeras.

En menos de seis meses conseguí en ella lo que me ha llevado toda la vida con otras personas. Lilly fue mi mejor amiga, la otra voz de mi conciencia, con la que me pasaba horas colgada al teléfono, la que daba la opinión justa de las cosas y aguantaba todas las fotos sin chistar. Cada minuto con ella se hacía especial, ni siquiera había que buscar nada estrafalario para divertirnos, así fuera conversar sobre las diferencias del vocabulario: “Pásame la falda”, me dijo. “¿La qué?” le pregunté yo. Ella agarró la pollera y me dijo “La falda”. Se reía de cómo prenunciaba las “ll” y la “y” y yo imitaba su acento. Monedero – cartera, medias – soquetes.

Se fue un mes antes que yo. Suena el teléfono, atiendo. “¡Hola, Emmita!”. A partir de ese momento, llanto. Esa llamada fue la cachetada que me sacó de mi mundo de fantasía y me hizo reaccionar: mi mejor amiga se había ido, se había acabado.
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Mi hermano se fue de intercambio. Se baña en el pacífico y va a esquiar cerca de la casa. Todos olvidan mencionar lo mal que se pasa después, la vuelta a casa siempre es lo peor.
a
Emma
(Que extraña al hermano y a Lilly)

2 comments:

Emma said...

No me tomen por negativa, la experiencia es increíble, pero ahora extraño a mi hermanito.

Equi said...

No lo veo negativo, esta bueno compartir esos vacios, esa sensacion de destierro, de lejania de afectos.

chav chav