Saturday, May 21, 2011

Koh Samui, segunda parte

Correr bajo la lluvia en Koh Samui no da pereza.

Es más, sólo corro porque no me gusta hacerme esperar y mis amigos ya están sentados en el restaurante.

Yo corro con el maquillaje de pirata corrido, una remera prestada y un short demasiado corto para que mis jefes me vean (y me ven). Mi aspecto no es provocado, sino casualidad. Madrugué para trabajar, tuve que vestirme y pintarme como pirata, así que bajo las faldas y tules me puse un short, sólo por las dudas. En el apuro por salir del laboratorio, mi remera quedó sobre la caja de disfraces. Suerte que mi amigo Carlito es precavido por dos y me pudo prestar una.

De todos los destinos que he tocado últimamente Koh Samui es uno de mis favoritos. Es de esos lugares donde se puede conseguir fotos de postales donde el agua es azul, el bote parece colocado por los dioses y las palmeras aplauden al atardecer. Además, el tránsito corre en sentido contrario y corre sin precauciones, por lo que cuando quiero cruzar la calle también lo hago sin precauciones: bajo el sol o la lluvia, calculo la distancia, la velocidad y me mando al otro lado rogando al cielo que nada pase. Nada pasa.

No dejaría de volver a Koh Samui una y otra vez.

Al fin llego al restaurante después de mis corridas para cambiar dinero. En el mostrador hay una pareja caucásica. Cada cual lleva una mochila gigante en la espalda, recorren el menú con la vista. El menú tiene letras en tailandés y en el alfabeto que me hace sentir culta. Pero también tiene imágenes. De otra forma no habría forma de que mi mente llegara a imaginar las comidas que ofrecen. Lo mismo sucedía con esta pareja que discutía si querían los tallarines con pescados o pollo. He aprendido en que en peleas de pareja uno no debe meterse (a menos que sea parte de la pareja), por lo que giré sólo para recomendarles el jugo de naranja, que es el más dulce que probarán jamás.

Luego me agradecieron.

No comments: