En mi casa: mi papá, un judío, un mormón, un masón y Wilmar (nombrarlo a él tendría que ser suficiente para meter miedo). Tomaban jugo de naranja, menos el señor W. que seguía fiel a su café, y hablaban de política.
Yo entré a la casa y vi las posiciones. Saludé, traté de ser cortés (no siempre me sale) y me senté no muy cerca. Presenciar esas reuniones nunca va a dejar de sorprenderme: las mejores discusiones que he escuchado en la vida, con respeto, con entusiasmo, con coherencia pero cada cual fiel a su postura.
8 comments:
Me intriga: ¿qué lugar ocupa la voz del señor W.? Pero estoy segura de que ha tenido una gran influencia sobre ti, porque no encuentro ningún vestigio de influencia mormonesca.
El señor W. siempre tiene razón. Acostumbra a anular todos mis argumentos, pero siempre vuelvo a tratar de llevar una discución con él. el señor W. sigue sus propios ideales si bien respeta los de los demás, considera que todos tienen fallas, y que las personas son buenas y malas en todas las instituciones. Es cierto, ha tenido mucha influencia en mí.
Siempre hay que desconfiar de las personas que se llaman Wilmar.
me gusta y admiro a la gente que respeta las opiniones de los otros aunque este en sus antipodas
¡Qué sicretismo cultural! como decía una de mis maestras de la escuela.
Describis muy bien a una persona ya adulta, que jodido es hablar con ellos...argumentan muy bien. (ojo en charlas de politica) es que ya la vivieron. Yo con 24 no me sienot ningun pendejo, pero hay que escuchar y compartir opiniones.
saludos!
P.
ese señor w. me gusta, es de los mios, de los que toman café
;)
hay muchos puntos en común entre esos perfiles que has descrito. grandes filosofías que marcaron a la humanidad.
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