Mi cumpleaños de 15. Ninguna festejada presta verdadera atención a todos los parientes mayores cuando se está bailando el vals, por lo que cuando él me preguntó si sabía quién era, yo sonreí y le dije que sí. No tuvo vergüenza de decirme que no lo conocía y que era la primera vez que lo veía.
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Ella tenía el vestido de novia sobre la cama, el ajuar en un baúl y la almohada mojada. Al imbécil de su ex futuro marido se le había dado por darse cuenta de que amaba a otra cuando las invitaciones ya se habían repartido. Jamás imaginó que eso pudiera suceder. Habían estudiado juntos toda la carrera, habían comenzado a ejercer abogacía juntos. Parecía que se conocían tanto, que combinaban tan bien. Y sin embargo, cuando estaban por dar el sí para toda la vida, él la dejó.
Ya habían pasado varios meses. Se suponía que lo tendría que tener superado. Sin embargo, seguía sacando el vestido del placard. Sus amigas no aguantaron más verla llorar, compraron pasajes para una excursión a Chile. Pensaban llevarla aunque tuvieran que subirla al ómnibus a rastras.
Él había viajado a Chile con los compañeros del postgrado. Era colombiano y se notaba la diferencia entre medio de todos sus compañeros brasileros. Estaba muerto de frío en aquella montaña en medio del invierno, todavía no entendía cómo había aceptado esa invitación.
La vio sacándose las botas de nieve, mirar a su amiga con cara de dolor y masajearse el tobillo. Era médico, tenía que ir a ver si estaba bien.
Ella era abogada uruguaya, tenía que trabajar en Uruguay y seguir sus leyes. Él acababa de terminar su postgrado en Brasil y había conseguido trabajo allí. Felicitó a su ex futuro marido por su reciente compromiso. Después se casó y se fue a vivir a la frontera.
Ya habían pasado varios meses. Se suponía que lo tendría que tener superado. Sin embargo, seguía sacando el vestido del placard. Sus amigas no aguantaron más verla llorar, compraron pasajes para una excursión a Chile. Pensaban llevarla aunque tuvieran que subirla al ómnibus a rastras.
Él había viajado a Chile con los compañeros del postgrado. Era colombiano y se notaba la diferencia entre medio de todos sus compañeros brasileros. Estaba muerto de frío en aquella montaña en medio del invierno, todavía no entendía cómo había aceptado esa invitación.
La vio sacándose las botas de nieve, mirar a su amiga con cara de dolor y masajearse el tobillo. Era médico, tenía que ir a ver si estaba bien.
Ella era abogada uruguaya, tenía que trabajar en Uruguay y seguir sus leyes. Él acababa de terminar su postgrado en Brasil y había conseguido trabajo allí. Felicitó a su ex futuro marido por su reciente compromiso. Después se casó y se fue a vivir a la frontera.
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Dos besos: uno en cada mejilla. Yo, y mi poca costumbre en el asunto, siempre le doy un beso y me quedo helada cuando veo que él vuelve a inclinarse sobre mí, pero del otro lado. Entonces me acuerdo del segundo.
a
Emma.
8 comments:
Hoy me acordaba de Gustav Klim y casi rescato a sus sirenas para mi imagen del día. Habría sido una bonita coincidencia.
Me encanta el beso, el del cuadro y el que te encuentras por casualidad en las bocas de otros! jajaja
Así somos por estos lares, "dos mejor que uno" :))))
Te beso (muack, muack)
Ahy nena..son tan lindos tus relatos..y la combinacion q hicistes con esos hermosos cuadros fue realmente bello. Besos..q hay de verdad en la historia=?
¿y quién era?
Dos besos.
Los relatos son de verdad. Ese hombre se hizo tío de mi madre. En realidad no sé muy bien el parentesco, es como que esa mujer es prima de mi abuelo... saquen la cuenta.
Siempre me gustó esa historia y ese doctor ahora cumple 80 años. Además de los dos besos que siempre me dejan helada.
Mostro.- ¿quién era qué?
Conozco una historia similar...
Un beso amiga, y me agradó pasar por tu casa, hacía mucho que no te leía...
Te dejé un regalo en casa...
Beso.
Muchas gracias por el regalo Abril!
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