Monday, April 26, 2010

La muralla de Adriano


Adriano fue el segundo emperador romano que no era nacido en Roma. En lugar de conquistar más terrenos, se preocupó por cuidar los que ya eran parte del Imperio. Con esa intención construyó una muralla que iba de un extremo al otro de Bretaña, con zanjas a ambos lados y del lado romano con diferentes trampas.

Era un muro tanto físico como psicológico. Pues me encuentro en un momento de la vida al que bautizo como “muralla de Adriano”. Y al leer recortes de mi vida veo que no es la primera vez.

El proyecto final y la historia del guión. Ay, dolor. Ay, cabeza, decidí de una vez.


Junio, 2009.

Ani deja a Nicolás “hecho pelota”. Es mala.

¿Qué siento? Que quiero ser mala.

Seguramente escribo horrible y no se me entiende nada. Debo dar pena. Confío en él, entonces sé que escribo mal. Por lo tanto, también leo mal, porque no puedo seguir ningún estilo. Tal vez tendría que haber estudiado Derecho. Ser escritora no es para mí. Ni todos los talleres del mundo me van a poder ayudar. No importa, una vez que tenga el título voy a hacer algo que tenga nada que ver con esto. Ni siquiera escribir un pedido. Lamento que tenga que leer de veinte a treinta carillas con mi in entendible escritura, con este estilo “sin estilo” que no entiende y tanto le disgusta. Lamento que no pueda librarse de mí y que cada vez la pesadilla crezca de tamaño. Pero más lamento tener que repetirme todo el tiempo que no voy a permitir que él decida mi futuro, que no es quién para decirme en qué soy buena y en qué no. Me gusta contar historias. Me esfuerzo por ser buena. Soy lo mejor que puedo ser, aunque no sea suficiente. Siempre se puede dar un poco más, lo sé y lo intento. Pero para él no es suficiente. Y cada vez que salgo de la clase quedo como Nicolás frente a Ani: hecha pelota. De la misma forma que Ani, él no se da cuenta del amor-odio que provoca. No puedo evitarlo, lo admiro, lo defiendo, lo respeto y lo tomo en cuenta.

Lo quiero de una forma romántica pero de Romanticismo. Como el héroe al viejo sabio. Lo admiro como un niño a un adulto. Él es mi Nicolás.

Nicolás la encierra en el baño porque la vergüenza la sufre él, no ella. Y al insultarla, o increparla, sólo se saca su parte de amargura para pasársela a ella. Nada más. La reta para sentirse mejor con él mismo.

“Vio que hacía con otras personas lo que quería que hiciera con él”.

3 comments:

Eclipse said...

soy yo o alguna otra vez escribiste sobre el mismo profesor?
y no, no creo que no seas buena contando historias, al contrario.

cómo es eso de que somos amigas de facebook??

Emma said...

Si, muchas veces he escrito sobre el mismo profesor.
A esta altura creo que ni él lo piensa, pero hasta que no me diga lo contrario mi cabeza sigue haciéndose la película (al menos me sirve de estímulo para seguir: busco la aprobación).

Facebook: te voy a escribir un mensaje.

Rosee said...

No sabía lo de la muralla de Adriano.
Creo que varias veces me he sentido así.
Te mando un beso Emma! ^^