La ruta es para mí como la pelota de fútbol era para Oliver Atom: mi mejor amiga. Nunca me abandona, siempre está pronta para iniciar la batalla cubriéndome la espalda. Por lo tanto, cada vez que tengo problemas, recurro a ella. Comportamiento no siempre sano, pero que brinda una oportunidad: la de volver a comenzar.
Siempre me gustó esa posibilidad, siempre la busqué. Un nuevo colegio, nuevos amigos, otro color de pelo. La posibilidad de ser de una forma en un momento, con ciertas personas, y de otra en circunstancias distintas.
Alambrado, pasto, vacas (muchas vacas) y árboles. Pero, además, la ruta presenta un sinfín de cosas más allá de la vista. Posibilidades, circunstancias y sueños. Toda una serie de imprevistos que se resuelven al momento, sin fechas ni cronogramas.
Me queda poco tiempo con Otra Sinfonía.
3 comments:
Cambiar en una mujer no es nada díficil, como tú misma dices, con ir a la peluquería ya hay cambio.
eso es un cambio superficial.
Gracias, Emma! Sí, la verdad qe es dificil romper con lo establecido. La clave está en naturalizar lo distinto. Pero bueh, ojalá los homofóbicos se curen y lo acepten.
Y por lo de tu entrada, no cierres el blog. Para mí es un escape. Sirve.
Te beso !
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