Wednesday, July 21, 2010
Ocurrencias
Friday, July 16, 2010
La ruta
La ruta es para mí como la pelota de fútbol era para Oliver Atom: mi mejor amiga. Nunca me abandona, siempre está pronta para iniciar la batalla cubriéndome la espalda. Por lo tanto, cada vez que tengo problemas, recurro a ella. Comportamiento no siempre sano, pero que brinda una oportunidad: la de volver a comenzar.
Siempre me gustó esa posibilidad, siempre la busqué. Un nuevo colegio, nuevos amigos, otro color de pelo. La posibilidad de ser de una forma en un momento, con ciertas personas, y de otra en circunstancias distintas.
Alambrado, pasto, vacas (muchas vacas) y árboles. Pero, además, la ruta presenta un sinfín de cosas más allá de la vista. Posibilidades, circunstancias y sueños. Toda una serie de imprevistos que se resuelven al momento, sin fechas ni cronogramas.
Me queda poco tiempo con Otra Sinfonía.
Sunday, July 04, 2010
Triste la gente que no sabe perder
Saturday, July 03, 2010
Crónica de una úlcera (pero de una que vale la pena tener)
18 de julio era una fiesta, desde el Obelisco hasta la plaza Independencia, donde había una pantalla gigante. No importaba nada, ni los partidos políticos ni la profesión ni el color de la piel. El país salió a la calle con lo que tenía puesto: pijama, pelucas y calzoncillos, de todo se vio en la avenida. Planchas agitando con entrajados, todos cantando que somos celestes, que vamos a volver a ganar como la primera vez y alabando a las manos de Suárez. A paso tranquilo, aplaudiendo, levantando los brazos, ondeando banderas sobre el cielo oscuro de una tarde de invierno que nos regaló un calorcito otoñal. Personas en el techo de los ómnibus, de los quioscos de revistas, trepados a los semáforos o a los carteles de las calles. Todo era una fiesta, todos festejábamos. Y si nos cruzábamos a alguna persona seria, entonces le gritábamos “Uruguay, nomás” y la persona festejaba con nosotros. El insistente sonido de las trompetas uruguayas no molestaba.
Había decidido que si perdíamos no me molestaba, después de todo, al ver la complicada selección que tuvimos en América, ¿Quién daba dos pesos por nuestra selección? Pero la esperanza es lo último que se pierde: ver entrar al equipo, escuchar y cantar el himno y ver a Lugano pasando nuestro escudo con el equipo contrario, todo nos daba para adelante. Empatamos el primer partido, le ganamos al local y vencimos a México. No sólo pasamos la primera ronda sino que fuimos los primero del grupo. Uruguay nos ilusionó, nos dio tantas alegrías en este último mes. Que ya no importaba. Habíamos llegado a cuartos de final y parecía suficiente. Pero durante el partido cambié de opinión, por más cartas anti racismo que se leyera antes del partido, fue un juego sucio donde el árbitro mostró que tenía una clara inclinación a favor de los rivales. Pero lo dijo el Maestro: ningún árbitro puede vencer a un buen equipo. Y vaya que han demostrado ser buenos.
Ellos son excelentes y a mi me llena de orgullo que representen a mi pequeño país.