De repente descubrí que sus frases extrañas me sonaban sin sentido en lugar de inteligentes o superiores. De repente me di cuenta de que no estaba frente a un prodigio, sino frente a alguien que se tiene a sí mismo en un concepto demasiado alto. Una promesa de capacidad sin cumplir.
Esas palabras que solían dejarme muda, sin poder unir dos frases de mediana mediocridad (que era lo más que podía aspirar) ahora me hacen reír. Yo soy más. Y no necesito demostrarlo.
1 comment:
BIeeennn!!! Me encanta tu reflexion. Y la foto, mas aun. ES como tu dices, y hay que probar el tipo de inteligencia de la gente.
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